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Los chicos de Bajo Judiciales recuperaron su lugar de juego
El terreno que hace un año se había transformado en un pozo de agua, hoy volvió a ser el espacio del “picadito” de los fines de semana y el “patio externo” de la escuela Nº 21
Resultados. Hoy los niños pueden disfrutar del terreno y jugar sin peligros.
Tras un año de lucha, con cartas al municipio, actividades de los vecinos y alumnos de la escuela Nº 21 y apoyo de autoridades de distintas dependencias públicas y privadas, los niños del barrio Bajo Judiciales recuperaron su espacio de juego. Se trata del terreno ubicado frente a las dependencias del mencionado establecimiento educativo, más precisamente en Matheu al 300, el que fue utilizado para realizar un “retardador pluvial” y que en consecuencia dejó de funcionar como espacio ideal “para el picadito” de cada fin de semana.
Corría junio de 2013 cuando sorpresivamente los vecinos del barrio Bajo Judiciales comenzaron a ver excavadoras trabajando en el terreno ubicado frente a la escuela Nº 21, en el espacio que los alumnos denominan “patio externo”, ya que allí realizaban sus clases de gimnasia y algunos actos escolares, y en donde cada fin de semana chicos y grandes del barrio jugaban al fútbol.
En consecuencia las acciones de parte de particulares, de los directivos de la entidad educativa y de los miembros de la asociación civil Manzanas Solidarias, que tiene sede en la zona, no se hicieron esperar. Su primera reacción fue intentar frenar las máquinas, pero se trataba del trabajo de una empresa privada que estaba encargada de los trabajos de pavimentación en el sector. “Los referentes de la firma nos explicaron que por imposición municipal debían realizar allí un reservorio, lo que ellos llamaban «retardador pluvial» con el supuesto beneficio de evitar inundaciones”, explicó, en diálogo con Diario UNO, Liliana Berraz, la presidenta de Manzanas Solidarias, y agregó: “Igualmente no entendíamos por qué se había elegido realizar eso justo enfrente de la escuela con el peligro que eso representaba para los transeúntes, la mayoría niños, que pasaban por ahí a diario; además porque justamente allí con desagües normales y bocas de tormentas limpias, el agua escurre rápidamente, entonces comenzamos un plan de lucha”.
En primera instancia, en septiembre de 2013, se realizó una reunión con autoridades municipales, vecinos y directivos de la escuela Nº 21, Pedro de Vega, en donde se intercambiaron las explicaciones técnicas de parte del municipio y los argumentos de quienes se sentían perjudicados con las obras. Dicha reunión no convenció a ninguna de las partes, los vecinos no quedaron conformes con la exposición y los motivos de las obras, pero los trabajos seguían en marcha.
“Nuestra preocupación también se centraba en que muchas veces, en verano, los niños se tiran en cualquier charco si medir peligros. Incluso nosotros tenemos un antecedente en el barrio de un niño ahogado (Pitu, alumno de la escuela 21) en unos cimentos abiertos durante la construcción del barrio Judiciales”, expresó Berraz, al tiempo que aclaró que sus manifestaciones llegaron a instancias en las que se logró el respaldo de concejales, integrantes de la Defensoría del Pueblo y representantes de otras instituciones públicas y privadas.
“Incluso los alumnos de la escuela armaron carteles (con frases como «nos podemos hundir», «queremos jugar», «foco de contaminación», «espacio de recreación» y otros) en los que hacían mención al respeto de su derecho a jugar”, comentó Berraz, quien dejó en claro que fue gracias a toda esa movida que hoy pueden decir con firmeza que recuperaron el espacio, el cual ya hoy se encuentra nuevamente relleno con tierra y ya puede ser utilizado por los niños.
“Que quede claro que lo que nosotros hicimos no fue poner palos en la rueda sino que quisimos defender los derechos de los niños. Entendemos que algunas cuestiones no deben resolverse detrás de un escritorio, porque sabemos que el hecho de hacer un «retardador» es bueno en lo que conceptualmente significa, porque impide que cuando llueva mucho el agua no vaya directamente a los desagües sino que allí se retiene y va desagotando de a poco, pero no considerábamos que el lugar elegido sea el adecuado, sobre todo por el peligro que representaba”.
De cara al futuro
A instancias de todo lo vivido es que hoy los vecinos piden al municipio que “los indemnicen” con el otorgamiento de juegos y arcos para armar una nueva placita y canchita de fútbol. “Nos parece que sería lo más justo por todo lo que debieron pasar los niños durante todo este tiempo al ser privados de su lugar”, concluyó Liliana Berraz.
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