sábado, 26 de enero de 2008

Internet "de memoria"

Cada año, la presentación de la Memoria y Balance de nuestra asociación nos ayuda a reflexionar sobre lo realizado en cada taller con los chicos, sobre los logros y los obstáculos (¡y no fracasos!), como bien dicen en este informe los profes del Taller de Informática e Internet.


por Oscar Jara, Walter Justet y Liliana Berraz

Objetivos


El principal objetivo planteado al principio del taller fue el de familiarizar a los chicos de Playa Norte con Internet. De este objetivo se desprenden una cantidad de interrogantes que se tratarían de resolver con el transcurso de las clases ¿Qué es? ¿Cómo utilizarla? ¿Con qué herramientas cuentan? ¿Para qué les puede ser útil?.


Además se plantearon objetivos secundarios relacionados con el objetivo principal. Mejor utilización de las distintas herramientas con que cuenta la computadora, descubrir similitudes entre los distintos programas para, mediante un proceso deductivo, lograr utilizar las características comunes a todos los programas de forma intuitiva. Mayor interés por la lectura y la escritura, necesidad clave en la utilización de Internet. Integrarlos con las nuevas formas de comunicación del mundo actual, logrando alguna forma de alfabetización digital que ayude a disminuir tanto la brecha digital como la exclusión digital y de esta forma romper, al menos en parte, una pequeña barrera que les permita un mayor grado de inclusión social.

Método

Al principio y ante la ausencia de una conexión "real" a Internet armamos un escenario donde podían recrear el comportamiento normal de Internet acotados a un grupo de sitios pre-seleccionados por los profesores de manera que se fueran familiarizando con las herramientas y procedimientos involucrados en la tarea de la navegación (uso del navegador, URLs, copiar y pegar, etc.). Esto se repitió durante algunas clases puesto que para los chicos era algo totalmente nuevo. Posteriormente y dentro del mismo marco de sitios pre-seleccionados se propuso la tarea de armar presentaciones de Power Point a partir de información extraída de la navegación. Esto involucraba básicamente a la lectura y a llevar a cabo los procedimientos de copiado y pegado de texto e imágenes desde el navegador hacía el PP. Al mismo tiempo ellos repasaban lo practicado en talleres de años anteriores centrados en el uso de Windows y PP.

Una vez que dispusimos de una conexión real a Internet incluimos dos nuevos temas a desarrollar. Por un lado, continuando con el esquema detallado anteriormente, comenzamos a fomentar el uso del buscador Google. Los chicos utilizarían el buscador previamente para encontrar sitios de interés a partir de los cuales luego generarían las presentaciones. Por otro lado comenzamos con los conceptos de correo electrónico. Creamos cuentas de correo gratuitas en el dominio gmail.com y comenzamos a trabajar sobre el uso de correo electrónico bajo la interfaz de gmail. Los chicos revisarían los correos al inicio de cada clase y oportunamente responderían. También se propuso como tarea la de enviar correos electrónicos a compañeros adjuntando información extraída de la navegación.

Dado que, naturalmente, los chicos se entusiasmaban mucho con los juegos de computadora, propusimos cómo método que en el fragmento final de la clase se utilice para el esparcimiento. Cumplidos los objetivos de la clase los chicos tenían derecho a jugar pero con la condición de que ellos mismos intenten encontrar los juegos online utilizando el buscador Google. De esta manera se establece una motivación para el trabajo a la vez de que se siguen entrenando los conceptos de Internet para lograr encontrar los juegos.

Resultados

Un logro muy importante es que la mayoría de los chicos utilizan las herramientas de Internet en forma natural, aunque obviamente poco fluida debido a la falta de entrenamiento. Son capaces de buscar utilizando google, de seguir hipervínculos, leer y enviar correo electrónico sin mayores dificultades.

Otro aspecto positivo es que el grupo respondió muy bien al método de "trabajar para jugar" implementado en los últimos meses.

En cuanto a los inconvenientes encontrados el más importante es la extrema apatía de los chicos para las actividades que involucran lectura y escritura. En sumatoria a esto existe en el grupo una notoria diferencia entre los niveles de alfabetización de los alumnos, lo cual crea dificultades a la hora de plantear tareas y objetivos comunes a la vez que el problema se acentúa por una gran irregularidad en las asistencias y horarios. Estas cuestiones implican un mayor esfuerzo por parte de los docentes debido a que obliga a "personalizar" las clases al hacerse necesaria la intervención personal del docente con cada niño durante el desarrollo de las actividades.

En términos generales los docentes coincidimos en que el balance del taller es holgadamente positivo. Estamos debatiendo entre logros y obstáculos, y no entre logros y fracasos.

viernes, 18 de enero de 2008

Una jornada con los "Chicos de la Huerta"

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Subidos a un tren bala...

LOS NIÑOS QUE FALTAN
16/01/08
Por Oscar Taffetani (APe).-




“Hay niños que no encuentran al hombre, caen antes,



se van sonrisa abajo, muerte abajo, se pierden



entre lo destituido que cae y se disgrega...”





Los versos de Tejada Gómez vuelven a ser verdad, una dolorosa verdad, en su propia provincia. Porque en la tierra del sol y del buen vino, la de los troperos cantores y las maestras que madrugaban, uno de cada cuatro niños deja la escuela, deja el colegio o bien se cae, por alguna razón, del sistema educativo.

La estadística mendocina no es peor que la que nos llega de La Rioja, de Chubut, de Catamarca o la provincia de Buenos Aires.

Más de un millon de chicos -dice el registro oficial- fracasa cada año en las escuelas primarias y secundarias del país. La mitad de los adolescentes que ingresan al secundario -nos informa el Ministerio de Educación nacional- no lo termina.

"Hace 30 años -manifestó a la prensa Pablo Pineau, de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación- cuando la escuela expulsaba, había un sistema que incluía: el mercado laboral. Actualmente, cuando un pibe abandona la escuela, cae al vacío...”

Capitalismo piramidal

En el ensayo La escuela capitalista en Francia, publicado a mediados de los ’70, Charles Baudelot y Roger Establet analizan, mediante una fría y objetiva estadística, cómo se construía en el siglo XX la denominada pirámide educativa (es decir, cómo el sistema educativo francés producía la cantidad de peones de campo, personal de servicio doméstico, obreros, empleados, pequeños industriales y comerciantes, profesionales liberales y gerentes que el sistema económico necesitaba).

Aquel estudio, luego emulado y replicado en España y en los países anglosajones, terminaba con el mito liberal de la “igualdad de oportunidades” y también con otro mito, muy arraigado entre nosotros: ése que sostiene que los individuos que llegan al vértice de la pirámide son los de mayor capacidad y talento.

Porque existen, sin duda, voluntades y talentos excepcionales; individuos capaces de sortear obstáculos hasta cumplir con su ambición y su vocación. Pero no es el sistema educativo -revelan Baudelot y Establet- el ámbito donde esas voluntades y talentos más prosperan.

El delantal blanco igualitario que encarnaba el espíritu de la ley 1.420 es hoy más que nunca un detalle pintoresco, que no guarda relación con la auténtica máquina de discriminar, desalentar y expulsar que es nuestro sistema educativo, más allá de contadas excepciones.

“Las mediciones de la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el INDEC -leemos en un artículo de Clarín publicado el 30 de octubre pasado- revela que entre los más pobres repiten más del quíntuple de chicos que entre los más ricos...”

El futuro malherido

Pero además, analizando la educación como una herramienta del Estado ¿por qué deberíamos pensar que en un agro hipertecnificado como el nuestro, en donde ya casi no se necesitan braceros, y en un modo de producción industrial robotizado, que no requiere más que unos pocos técnicos y obreros calificados para operar una planta, el sistema va a querer “producir” una masa desproporcionada de obreros rurales u obreros industriales?

En rigor, en un país periférico y de economía trasnacionalizada como es la Argentina, el sueño de la inclusión y la promoción social a través de la escuela es sólo eso, un sueño.

Por eso la pirámide educativa se achica proporcionalmente, tanto en la base como en el vértice, en relación con el crecimiento demográfico del país.

Pensemos que hay niños que están naciendo ahora, en alguna de nuestras crueles provincias, y ni siquiera tendrán la chance de entrar a la pirámide educativa.

Se los cargará el hambre, maldita sea. Y las fiebres y las diarreas y un abanico de enfermedades que no serían mortales si no se dieran en un contexto de pobreza y exclusión.

Esos chicos no tendrán ni siquiera la oportunidad de ser repitentes o desertores. Se caerán antes -¡ay!- sonrisa abajo, muerte abajo. Se perderán entre lo destituido que cae y se disgrega.

Después, están los otros, los que se caen de la escuela, porque un sistema con anteojeras ignora que sin vivienda ni salud ni unidad (aunque sea precaria) de la familia, cualquier educación es inviable.

Y por último, están los “desertores presentes” (así los llaman), los que van a la escuela y no aprenden, los que están en el aula pero “tienen ADD”. O bien están acechados por el paco. O por el alcohol. O simplemente porque levantaron la cabeza y entreabrieron los ojos para descubrir que en esta (dulce) tierra, no había lugar para ellos.

“Hacen falta militantes, combatientes de la Educación”, oímos decir a alguno. Por supuesto. Hacen falta militantes a secas. Hacen falta argentinos que no renuncien al sueño de un país para todos y un Estado para todos.

Los pronósticos -advertimos- son los peores. Nuestro futuro está herido de muerte, porque a nuestro presente le faltan niños.

Dicen que la escuela los perdió. Dicen que el sistema los perdió. Pero ésa no es toda la verdad. Fuimos nosotros los que los perdimos. Hoy esos niños nos están faltando a todos.

(Tomado de Agencia de Noticias Pelota de Trapo)

miércoles, 2 de enero de 2008

Un niño, la lluvia y... “una sin fritas”

El día se presentaba frío y ventoso... era junio del año 2002 en la esquina de mi Universidad.

Los pequeños niños limpiaparabrisas ejercían su servicio —a veces molesto para muchos— sin darnos opciones de segura queja o insulto a favor de una simple monedita.

Yo fui uno de los implicados; aquí va mi descargo.

El deseo de seguir este relato —y pido disculpas al que atienda esta situación , me inhibe de contarles en detalle mi seguro e imbécil llamado de atención a los niños...

Al medio día y en medio de mis tareas, comí frugalmente en el querido bar de San Jerónimo y Boulevard Pellegrini.

En la mesa vecina, el niño en cuestión contaba tal vez sus efímeras monedas.

La moza en forma poco cortés lo increpó, casi, a quien a pesar de sus años y dignidad hubiera merecido mejor trato.

“¿Cuánto cuesta una milanesa con muuuuchas papas fritas?” —preguntó el niño—.

“-$4,50 -contestó con algo de mal humor la tal vez ajetreada jovencita-.

El niño lentamente volvió a contar sus monedas. La moza se alejó... se la notaba contrariada.

Al rato volvió y el niño le preguntó ¿Y cuánto cuesta la milanesa sola?

“-$4” -contestó la ya ofuscada joven-.

“-Traeme entonces la milanesa sola” —dijo el niño, que apenas llegaba a apoyar sus brazos sobre la mesa.

Yo no podía casi ni tragar lo que había pedido para mí, acordándome de mi ofuscamiento con él cuando invadió mi parabrisas y además su renuncia repentina a las tan seguramente ansiadas papas fritas.

El niño, mientras esperaba que le trajeran su digno pero incompleto pedido: ¡¡¡milanesas pero sin papas fritas!!!, se secaba y alisaba su cabello mojado por la pertinaz llovizna de estos días de junio.

Comió todo lo suyo: con apetito, con inocencia, con dignidad, y tal vez con la alegría que congratula el
ganarse su sustento que además era sólo pero prepotentemente suyo.

Yo, que creo también ganarme dignamente lo que me sustenta, no pude comer prácticamente nada, pensando en ese niño al cual empecé a querer...

El terminó su ingesta, volvió a recontar su atesorado montoncito de monedas y las apiló ordenaditas sobre la mesa; partió raudamente a su trabajo de aprovechar la parada de los coches en las esquinas..., lo vi cruzar y me pareció ver en él a un hombre hecho con todo y de espaldas anchas y responsables, y totalmente convencido de su ajetreada autogestión.

La moza, al verlo partir súbitamente, vino presurosa a ver la casi segura jugarreta y fraude...

Contó rápidamente las monedas, notó que casi temblando yo la miraba y por supuesto sin entender ella nada, me comentó:

¡¡¡Además de mojar toda la silla, se equivocó y me dejó $4,50 como si la milanesa la hubiera comido con papas fritas!!!

Ella fue tan necia... y yo tan soberbio y miserable... y el niño ¡¡¡tan digno, renunció a sus papas fritas para dejarle la tan consabida propina, tal vez tan parecida a propina y sopapo... tan apropiados para el caso.

Yo creo que al pagar lo mío y mal comido me encogí un poco dentro de mi vestimenta.

Sr. Gobernador; Sr. Intendente o Sr. Rector ¡¡¡Colguemos de los cuatro semáforos de 9 de Julio y San Jerónimo, milanesas, zapatillas secas, caramelos, libros, muchos libros, y que los semáforos siempre estén en rojo!!!. Para que mi vergüenza tenga que ver con los desvalidos y esa lección que sólo un niño y pobre me supo... ¿regalar? nos quite tanta vanidad a tantos.

Además, y en voz baja, creo que algo en mi ha cambiado cuando veo un semáforo...

¿O es que en esta, mi patria pobre, semáforos y niños son... simplemente socios?

Nolo Rodríguez, abril 2004



(La imágen de la milanesa en forma de mapa de Argentina fue tomada del blog http://blogento.blogspot.com/)