viernes, 23 de marzo de 2012

Nota sobre LOS QUINCHITOS en el Diario UNO


SANTA FE

Viernes, 23 de marzo de 2012

Los Quinchitos: un barrio que lucha por salir del abandono y lograr la atención municipal

El complejo está ubicado en Callejón Funes y las vías del ferrocarril, entre Aristóbulo del Valle y General Paz. Allí viven 23 familias, trasladadas en 2010. Varios vecinos hablan de la ilegitimidad de un convenio de supuestas mejoras que bajo presión se les estaría intimando a firmar para presuntas mejoras.

Hace casi un año y medio. Fueron mudadas en octubre de 2010 y la mayoría vivía en el barrio llamado Bajo Judiciales.Reclamo. Con carteles y panfletos reclaman ser escuchados por Corral.Niños. Pueblan las calles y los espacios libres de esta zona olvidada de la ciudad.
1 de 3

HACE CASI UN AÑO Y MEDIO. FUERON MUDADAS EN OCTUBRE DE 2010 Y LA MAYORÍA VIVÍA EN EL BARRIO LLAMADO BAJO JUDICIALES.

Fuente: Manuel Testi / Diario UNO Santa Fe.
Una vez más los vecinos que viven en el sector denominado Los Quinchitos se reunieron ayer a la mañana en asamblea y se manifestaron en Callejón Funes y las vías del ferrocarril. El principal motivo sigue siendo el no permitir el avance de la construcción de nuevos módulos habitacionales hasta tanto se cumpla la Resolución 13.365 que establece la apertura de calles, un centro de salud, una escuela, desagües pluviales, transporte público, entre otros; y que se construyan viviendas dignas para las 23 familias desalojadas y trasladadas en octubre de 2010 desde Bajo Judiciales y traslados a ese nuevo lugar.

No es la primera vez que los vecinos se concentran en ese lugar del barrio para hacer oír su voz. En esta ocasión se acercó Sara Lauría de la Agencia para el Desarrollo Social y Urbano de la Municipalidad de Santa Fe, para realizar aportes que varios vecinos consideraron “una nueva charlatenería de la Municipalidad que sólo le interesa lo que pasa entre los bulevares. Barletta y Corral son lo mismo, primero nos mudan y nos abandonan”.


Hoy a casi un año y medio de la mudanza, las condiciones que rodean al complejo habitacional no son las mejores. Los yuyos altos, las calles de tierra todas rotas y llenas de pozos y barro, una plaza en condiciones precarias, la falta del transporte público, son sólo algunas de las carencias que integran la lista de necesidades del barrio.


“Le dijimos a Sara Lauría, que no estamos de acuerdo con que se construyan más viviendas sin hacer primero un centro de salud, un comedor comunitario y otros servicios porque sino van a seguir amontonando gente sin las mínimas condiciones de habitabilidad”, contó Jorge, uno de los vecinos.


“La indignación es porque se iban a levantar casas de material enfrente y a nosotros nos iban a dejar con nuestros quinchitos que tienen un tiempo de vida útil que no supera los seis o siete años. Ahora llegamos a un acuerdo de palabra con Sara Lauría”, agregó.


Aislados cada vez que llueve
Hay cosas que “son necesarias y urgentes para el barrio” y que “deberían estar en funcionamiento” porque así lo que establece la resolución 13.365 aprobada por el Concejo Municipal en 2010. “Vinimos con la ilusión de que eso iba a estar y nunca apareció”, dijo Jorge. En el barrio, viven unas 23 familias y suman más de 100 personas, la mayoría niños y ancianos, por eso la necesidad de contar con un centro asistencial es primordial. “Por lo menos pedimos un centro de salud ambulante para que dos veces por semana atienda en el barrio”, dijo Mirta, otra vecina del sector.


En cuanto al transporte público los vecinos aseguran que para tomar un colectivo tienen que caminar unas diez cuadras que es la distancia que los separa hasta la avenida Aristóbulo del Valle y si llueve directamente no pueden salir porque las calles son de tierra y se vuelven intransitables.


“No tenemos un transporte que pase y cuando llueve no podemos salir a trabajar y los chicos no van a la escuela porque está todo lleno de barro. Y ni hablar si tenemos que llevarlos al centro de salud que el más cerca nos queda a unas 14 cuadras. Los chicos salen en una trafic y si llueve no puede entrar por el barro. Muchos chicos tuvieron que rendir porque pierden muchas clases al no poder ir todos los días por la distancia”, manifestó Alicia, otra de las habitantes de ese lugar ubicado a la altura de La Granja La Esmeralda.