sábado, 25 de julio de 2009

Los futuros saxofonistas

Con estos videos que cada tanto subimos al blog intentamos transmitir, aunque sea en parte, los intensos momentos que vivimos en nuestros talleres de música cuando, después de un gran esfuerzo de transmisión y recepción de aprendizajes, de repente un tema musical comienza a cobrar vida.

Este video fue filmado ayer, viernes 24 de julio. Matías y Brian, con la ayuda del profe Hernán Carnero (audioperceptiva), ensayan sus partes de un brevísimo cuarteto que el profe Enzo Valls (vientos) escribió para dos saxos y dos clarinetes.

domingo, 19 de julio de 2009

PROHIBIDO BAÑARSE


El "relleno/basural" crece día a día... las aguas de la Setúbal, se acercan... y
las autoridades ausentes...
Nos surgen algunas preguntas:
Todos los días , muchos camiones siguen vaciando los contenedores en Playa Norte. ¿Qué dice la legislación que regula el trazado de caminos costeros?
Si esta zona es considerada un reservorio de desagües pluviales, estaría permitido su relleno?
Las aguas de la laguna se están acercando...

¿Pertenecen estas tierras, tan cercanas a la laguna a la empresa Mallozzi?
¿Cómo se puede permitir que nuestra Playa se haya transformado en un lugar peligroso?

lunes, 13 de julio de 2009



Marta Goddio es una docente de Llambi Campbell. Con la misma sensibilidad e intensidad con la que se ocupa de su amada profesión, se dedica a la poesía y a la cultura, en el mejor sentido de la palabra. Tiene un programa de radio en su ciudad y organiza también sus "chocolates literarios", encuentros donde la poesía, el cuento oral, la música y las buenas charlas, llenan la tarde de Llambi un sábado al mes. En esos encuentros presenta "Vereda Sur", la revista que ella misma publica. Nos acaba de enviar el número de junio, que contiene esta acertada y tocante reflexión suya a propósito de un cuento de Desiré, una de las nenas que concurre a nuestros talleres:



“Al otro día soñó que era mariposa para volar hasta el Sol,
y se acercó tanto, tanto que se le quemaron las alitas.”
Desiré, desde Playa Norte,
en el Taller de Manzanas Solidarias.



Desiré inventa historias de mariposas y otros vuelos.

Con toda la fuerza de su nombre, Desiré desea. Desafía. Intenta alcanzar la máxima luz.

Sabe que ningún Hada Madrina transformará su casa de chapa y cartón en una vivienda digna y segura, ni convertirá su carro de ciruja en un lujoso carruaje.

No cree en brujas ni en manzanas envenenadas, porque conoció otras, solidarias, que abrieron otras puertas para aprender y jugar.
Aprendió que la palabra tiene el poder de las varitas mágicas,
por eso escribe las historias de los sueños que sueña para ella y la gente que desde hace más de veinte años habitan el barrio de Playa Norte, en Santa Fe. Historias tan parecidas a otras gentes de otros barrios.

Desirée sabe que su vida no es un cuento, que en la esquina alguien la espera con el pegamento o la pastilla, por eso escribe cuentos de mariposas con alas magníficas a las que con toda la fuerza de su nombre le inventa destinos mejores y posibles.

Las impulsa a cruzar la Plaza de SU barrio negado por “ilegal” y a posarse un rato en el cartel que nombra la Plaza “Angel de la Bicicleta”, en memoria de Pocho Lepratti, pidiendo otra vez que no tiren, que ahora y aquí hay chicos jugando.

Desiré imagina vuelos para su almita de mariposa que llega sin que ella lo sepa, a la Vereda Sur.
Marta Goddio


viernes, 10 de julio de 2009

Pensar el futuro hoy


“La historia es increíble pero ocurrió y acaso no una vez sino muchas,
con distintos actores y con diferencias locales”.
(El simulacro - J. L. Borges)


Proteger, educar, permitir, producir y prosperar. Tareas eminentemente prácticas cuyo orden de prioridad es, hoy más que nunca, un enigma digno de esfinges griegas. El estruendoso fracaso en las políticas de seguridad, cuyos resultados escasos nos acometen a diario en nuestras vidas de vecinos, nos ha instalado por la fuerza en una eterna preocupación por el presente, por el intento de resistencia a salvo del día a día. ¿Cómo imaginar un futuro en un contexto de ciudad con una deuda social alarmante que nos sume en la instantaneidad del miedo? En esta dicotomía de la incertidumbre por el instante y el abandono de la reflexión por el mañana: ¿Cuál es la relación del Estado con la creación del porvenir?


Cabría citar algunos hitos significativos y actuales que ubican a la ciudad de Santa Fe en una encrucijada institucional, de nivel político y social, que hacen asomar el replanteo sobre el rol del Estado en relación con el mañana. A nivel nacional, la reforma educativa, con la ley que promueve la obligatoriedad de la enseñanza secundaria. Por otro lado, la situación local en que vive una amplia franja de población joven, sumado al divorcio estructural entre sistema educativo, sistema productivo y políticas de prevención en seguridad. Todas estas directrices, entrecruzadas, ameritan reflexionar en conjunto, acerca de las posibilidades concretas del abordaje público de los sectores jóvenes, cuya inclusión en el sistema educativo debe resolverse.


El Estado es lo que hace, es decir, se define a partir de su rol, asumiendo selectivamente la inclusión de ciertos temas que constituyen su agenda. En educación, lo que el Estado hace son -entre otros milagros- ciudadanos trabajadores. Así, el poder no sólo reprime al individuo, sino que simultáneamente, lo re-produce según un tipo de subjetividad, la cual es signada por su época. Ahora bien, en el horizonte de la franja de la población joven que las estadísticas califican como “fuera del sistema”, puede afirmarse que dentro del bagaje de la pobreza y la exclusión asoman por lo menos tres de los más terribles males, en una especie de condensación dantesca: la deserción escolar, las adicciones, el desempleo. Son cientos de miles los jóvenes que en nuestra ciudad se despiertan cada día ante la insoportable evidencia de que sus días no tienen sentido ni dirección. El problema de nuestra sociedad santafesina estriba, acaso, en que es realmente ínfimo el tránsito desde “no hacer nada de nada y no pensar en nada” hasta el “hacer cualquier cosa sin pagar consecuencias”.


La inseguridad sin dudas acarrea un abanico de horrores, desde su epidérmica sensación hasta las muertes que ocasiona. Pero entre sus males induce a un abandono fundamental del pensamiento reflexivo. Y este constituye un mal de la ética ciudadana y política: el abandono del cultivo de esquemas de pensamiento transidos de contenidos comprometidos con una transformación gradual de la realidad. Este abandono no es de derecha ni de izquierda ni de centro: supone la anulación del compromiso de una generación para con la realidad que deberá vivir la próxima, como herencia. Este es precisamente el hilo ético del sentido de la historia política y social, que expresaban, sin saberlo quizás, nuestros abuelos cuando ahorraban en ladrillos y atesoraban bibliotecas. Pero hemos dejado de soñar, como sociedad, con un mundo mejor. Aquejados por la urgencia y lo incierto de no poder escondernos más en ningún punto de nuestras ciudades: como una herida abierta, en medio del camino entre el country y el shopping, todo santafesino debe detenerse en el mismo semáforo donde el trabajo infantil y la mendicidad campean.


Nos hemos desmovilizado y hemos despoblado los sueños de anhelos colectivos. En política, este vuelco a la banquina de la trivialidad no es nueva ni inocente. Se ejerció con anterioridad, al compás de la pizza con champagne y de los viajes a Miami en cuotas. Esta intrascendencia, no es puramente ideal o literaria, es práctica, pues el abandono de la planificación sume a las sociedades en la vaguedad del consumo y en formas fallidas de organizaciones cada vez más alejadas de sus tareas reales. Determina formas de gestionar el Estado que más bien han sido la promoción sistemática de su desguace, alentando la desinversión de recursos sociales y humanos. Determina también que las encuestas sean la política misma, desdeñando los contenidos partidarios y su militancia.


Cabría sincerarse: la pobreza es un mal. Es el efecto agresivo de una acción visible o sublimada de un alguien sobre otro alguien. Por eso, en política, la anemia y el silencio estúpido de contenidos son imperdonables, pues los representantes son esencialmente individuos que trabajan a costa del pueblo para dar respuestas creíbles y viables. La construcción gradual de una ciudad nos dice la implicancia de que el futuro no adviene por generación espontánea. ¿En qué medida hay lugar para la acción de un municipio, como motor de inclusión laboral por medio de la educación, en un horizonte de ciudad próspera?


El desafío es traducir las categorías del progreso en clave local, tornándolas eficientes, actuantes. La construcción de una educación obligatoria, nacional y provincial, insume la unificación de acciones y recursos locales orientados a garantizar los procesos de ingreso, continuidad y egreso, entramados con una visión del perfil de desarrollo productivo local que se incorpore gradualmente a los contenidos transmitidos en el sistema educativo. Este esfuerzo de traducción entre el lenguaje de lo productivo y lo educativo, pide relacionar la educación, con los procesos que hacen a la identidad empresaria local, especialmente en sus íconos principales: el puerto como norte, las áreas industriales, el cordón fruti-hortícola y su potencial para generar empleo, los centros comerciales a cielo abierto apoyados no sólo por la inversión en infraestructura, sino también con la lucha contra toda forma de ilegalidad comercial, deslealtad y contrabando, la innovación del polo tecnológico y académico, la orientación de las puertas de la ciudad de cara al mundo del comercio internacional, el enlace de sectores desocupados de los conurbanos con microeconomías regionales agricultoras y ganaderas, genuinos equilibradores demográficos-demológicos para la migración interna, la consolidación del corredor de la costa y el patrimonio histórico como destino de explotación. En síntesis, encarnar y publicitar en los contenidos educativos, en las organizaciones de la producción y en la sociedad civil en general, reglas de juego institucional comunes, interiorizadas en los individuos a través de su formación, como condición de desempeño económico colectivo. Suena ideal pero es concretísimo.


La escuela es el centro de un proyecto moderno con vocación de prosperidad y equidad. La obligatoriedad de la enseñanza media pone en diálogo todos estos contenidos y trasvasa las paredes de las escuelas, para recordarnos la necesidad de acercar efectivamente al estudiante servicios esenciales de salud primaria, reproductiva y sexual, de transporte más barato, de acceso a tecnologías de la información. Desburocratizar y despolitizar los intentos de transferencia de saberes a ámbitos laborales, que han bastardeado las modalidades de prácticas y pasantías convirtiéndolas en prácticas clientelares o en abaratamiento de mano de obra. En una enorme mayoría de nuestros barrios, un joven no distingue un torno de un martillo, no sabe amasar pan y mucho menos cultivar un árbol frutal. Esto se agrava ante el condicionante de que, decenas de miles, tampoco estudian ni piensan estudiar. No digamos más.

Educar para el trabajo es cultivar el bosque. Discutir sobre inseguridad y pobreza como quien discute sobre el huevo y la gallina es chocarse de bruces contra el árbol. Mientras, persiste la vaga sensación de que, entre charla y charla, ni se encierra al ladrón ni se educa al más necesitado.


Matías Dalla Fontana


Fuente: El Litoral